lunes, 17 de noviembre de 2014

"Tristán el sepulturero" Vicente Blasco Ibáñez

Dos hombres entraron en una taberna, se trataba de Puñiferro y Tristán el sepulturero. Este último se encontraba pensativo y nostálgico y su amigo le pregunto qué le pasaba, al parecer se preguntaba sobre quién era y porqué.  Estaba harto de que todos lo miraran con asco por ser sepulturero, él tenía sus motivos para serlo pero nunca los había explicado. Esta vez, se lo contó a su amigo.
Aunque nadie sabía porque, todos sabían que se había hecho sepulturero para estar más cerca de su amada que había muerto. Nadie lo entendía y les parecía una verdadera bobería. Tristán tenía su explicación. Laura, su amada, lo visitaba todas las noches. Puñiferro no le creyó, Tristán le contó la historia para que le creyese. Después de la muerte de su amada se refugió en el juego, en el alcohol y en otros placeres y vicios para quitarse la pena, pero siempre la recordaba y había algo dentro de él que la echaba de menos. Un día se encontró la puerta del cementerio entreabierta y decidió entrar. Al llegar a la tumba de Laura sus recuerdos le pudieron y comenzó a llorar dejando sus lágrimas caer sobre aquella tierra bajo la cual se encontraban los restos de su amada, nunca se había sentido tan cerca de ella desde el día de su muerte, deseó perder su vida para quedarse siempre junto a ella y desde ese día quiso ser sepulturero, cosa que la gente no comprendía. El primer día de su oficio llegó con ganas de acostarse al lado de la tumba de Laura y nunca se le olvidarán los detalles de aquel día. Fue a su tumba, y comenzó a arrepentirse de todo lo que había hecho en su vida, cuando de repente una sombra brotó de la tumba, era ella, no lo podía creer, era el espíritu de Laura. Desde aquel día todas las noches lo visitaba. A lo que su amigo le pregunto porque aquella noche no se encontraba allí, Tristán le explicó que era la noche de las ánimas y que ese día era diferente, todas las almas salían de sus tumbas y él no quería encontrarse en el cementerio ese día. Puñiferro le dijo que no le creía, a lo que Tristán le dijo que le acompañase ese día al cementerio, pero a Puñiferro le daba miedo, Tristán decía que si no le creía que es lo que le asustaba. Tras discutir un rato fueron al cementerio. Al día siguiente aparecieron muertos, el cura que vivía al lado del cementerio contó que vio un círculo de almas(o lo que quiera que fueren) rodeándolos y al parecer no pudieron escapar. Tristán fue enterrado al lado de su amada. El nuevo sepulturero nunca vio a Laura.

















Esta historia es bastante interesante y aunque, por lo menos a mí, consigue meterte en ella, y hacer que te sientas prácticamente como sus personajes, es interesante y no aburre leerla. Me hubiese gustado eso, que te metiese más en la historia pero estaba bastante bien. Al principio me costó entenderla, pero luego fue mucho más sencillo. Y el final me encanto, no me lo esperaba, no era algo típico. Me gustó mucho, lo más complicado de escribir una historia suele ser hacer un buen final y en este caso el autor lo ha conseguido, eso ha ayudado a que me gustase la historia, iba de menos a más. Cuanto más avanzaba en ella más me gustaba, es por eso que el principio, la introducción a la historia no me termino de enganchar, ni el principio a lo que sería la introducción a la segunda historia tampoco termino de engancharme, pero a partir de ahí comenzó a mejorar. También es verdad que nunca puede ser tan interesante la introducción
como la historia en si, pero muchos autores lo consiguen, este lo intento pero la difícil comprensión también hizo que no fuese tan interesante, sin embargo por el resto de la historia la verdad que no tengo quejas. Bueno si, solo una, que no te metiese en la historia como otras. Y me parece curioso, en este libro siempre dejan finales bastante abiertos, exijo un final claro, al final siempre te quedas con intriga, aunque supongo que eso al final te engancha querer volvértela a leer, a descubrir los detalles y a intentar entender como termina realmente la historia.

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